martes, 17 de enero de 2012

Péplum, de Blutch

Sorprendente la diversidad estilística y temática de la que hace gala  Blutch. En Péplum se lía la manta a la cabeza y nos lleva de viaje por el mundo antiguo;  ante nuestros ojos despliega todo un repertorio de símbolos, valores y obsesiones que  remiten directamente a la literatura clásica, a los satíricos romanos, a poetas como Virgilio o incluso, por qué no, a la tragedia griega. Total, puestos a inventarle referentes, y siendo la cosa gratuíta, ¿por qué no quedarnos con los más grandes?...

Tal vez los hechos y comportamientos de Péplum se puedan hacer algo difíciles de entender para quienes, como yo, sólo conocen, y de oidas, las manifestaciones propias de su tiempo. Sin embargo estas pasiones extrañas, estos orgullos incomprensibles, estos arrebatos de furia y violencia sin justificación poseen ciertos ecos y reverberaciones de corte universal; tocan nervios que de alguna manera son intemporales. Después de todo esa tradición clásica de la que bebe Péplum está en la base misma de nuestro propio inconsciente colectivo. Signifique eso lo que sea que deba significar...

Y hay que admitirlo, Blutch sabe manejarse y explotar con habilidad y talento todas estas referencias. Vamos, me parece a mí...

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