miércoles, 21 de diciembre de 2011

El Eternauta, de Solano López y Oesterheld

Palabras, palabras...

Ah, los clásicos, qué difícil es encarar y juzgar a los clásicos. ¿Se puede ser justo con El Eternauta sin ponerlo en su contexto, sin mirar 50 años atrás, sin comprender lo que debió de suponer en ese momento...? Y entonces... ¿qué nos queda a los que lo conocimos demasiado tarde? ¿Olvidarnos de él y no leerlo jamás? ¿Mirarlo con ojos condescendientes, casi paternalistas? ¿O asumir abiertamente la impresión que un tebeo así provoca en una época como esta? El otro día leía por ahí  un comentario sobre Watchmen: "está bien, pero ya dejen de dar la lata con él, ahora hay cosas mejores..." ¡¿Mejores que Watchmen?!... 

Algo así debe sentir quien ha crecido bajo el hechizo y la fascinación del  El Eternauta y ahora le oye decir a "jovenes" como nosotros lo mismo: "está bien, pero hay cosas mejores..."

Por ejemplo, esto decían de él en ADLO:

Resumen del comic:
Pues están uno argentinos en buenos aires y de repente la gente se empieza a morir, y hay marcianos muy malos, y nadie se salva, y luego los buenos van dando vueltas de un lado para otro y mucha tontería, pero de viajes en el tiempo, na de na.

Critica
Bueno, esta es una obra blasfema donde las haya. O sea, que 300 páginas y pico dan para mucho hasta en las manos del más inútil, pero es que esto es patético. Mucho eternauta y mucho "he viajado por el tiempo" pero esto no es más que la enésima historia de los 50 con maricianos malvados y rayos laser por acá y por allá. Ah, la acción transcurre en Argentina (como si un marciano no supiera que todas las invasiones deben comenzar por NYC o en su defecto una ciudad del primer mundo. ¿Os imaginais unos invasores extraterrestres que llegaran a una choza en el amazonas y dijeran "queremos hablar con el jefe de este planeta"?.En fin, un truño, y por mucho que los argentinos pierdan la baba con él, el mejor uso que se le puede dar a este cómic es el de papel higiénico (aunque sale un poco caro).

Y estas, algunas  notas tomadas a vuelapluma mientras lo leía:

"...le tengo mucha estima a la prosa de Oesterheld,  sobre todo a la de La vida del Che pero... me sorprende lo mal escrito que está El Eternauta, al menos en el inicio... mala prosa, mala narrativa gráfica, mala combinación de ambos... se están luciendo de momento... historia apocalíptica más o menos interesante aunque tampoco muy original... como en Blake y Mortimer, mejor, mucho mejor si se lee  prescindiendo de los textos de apoyo... parece que poco a poco la imagen y el diálogo van ganando algo de peso... me impacienta tanto parloteo... mucho contar y poco mostrar... dibujo algo pobre, escaso, rígido... páginas 326-327 ejemplos claro de la desproporción entre texto e imagen...."

Tal vez característica propia de otra época,  la de considerar al tebeo más una lectura que una contemplación, que apenas ahora  empieza a corregirse. De hecho no es un caso aislado el de El Eternauta, abundan los ejemplo de historietas ahogadas por unos textos procelosos. El caso más evidente,  Edgar P. Jacob, magnífico dibujante y gran narrador gráfico que sin embargo aplastaba literalmente sus historias bajo toneladas de palabras. Otro caso sangrante, Hernández Palacios, un ilustrador maravilloso que sin embargo hacía depender en exceso sus historias de los textos.  Y no digamos el cómic de superhéroe americano, interminables explicaciones que no dicen más que lo que ya se ve en el dibujo... 

Mi impresión, resumiendo,  El Eternauta  es una buena historia de ciencia ficción, interesante aunque no muy original, bien desarrollada, con momentos más que notables... pero se lee muy mal. No hay equilibrio entre guionista y dibujante,  Oesterheld destroza a Solano López. No me extraña que lo intentara de nuevo con los dibujos de Breccia... En la nueva versión se nota una ruptura clara con el esquema de página de Solano López -tampoco es decir gran cosa: todo en Breccia es una ruptura constante con cualquier convención previa- y sobre todo se nota el deseo del propio Oesterheld de ser más directo en la narración, no enredarse tanto en explicaciones. Aún así ese siempre fue un defecto muy suyo. Incluso en La vida del Che, donde desarrolla su mejor prosa, hay momentos en que estorba el ritmo del relato más de la cuenta... 

Con todo, me admira la reverencia que suscita este cómic en Argentina, el respeto que le tienen, lo mucho que lo han leído, analizado, explicado, repensado... Ojalá existiera un fenómeno similar en España...

...palabras.

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