jueves, 22 de diciembre de 2011

Bajo el peso de la palabra

He aquí un par de muestras de aquello a lo que me refería al hilo de El Eternauta: Hernández Palacios y Edgar P. Jacob agobiando con su verborrea exagerada:

Eloy, uno entre muchos

Visto así tal vez no parezca para tanto lo de Hernández Palacios, pero hacedme caso, todo un álbum de esta manera, venga contarte lo que pasa y  el dibujo apenas como mera ilustración... eso no hay lector de tebeos que lo aguante... Porque además es obligatorio, no se puede prescindir de sus textos, el dibujo de por sí  no dice nada, o dice muy poquito.

El misterio de la marca amarilla

Este sin embargo es lo contrario, es tan exagerado que hasta puede llegar a ocultar al excelente narrador. Porque en el caso de Jacob, los dibujos sí que tienen autonomía propia, casi son capaces de contar por sí solos la historia. Lo cual hace aún más inexcusable la horrible locuacidad del belga.

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